#271: Femineidad - 2012-12-10

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Luego de la premiación, llegó la hora de irse. Los alumnos de Octavo Básico llamaban la atención de los transeúntes con sus coloridas vestimentas nacionales, sobretodo los que recibieron los premios.

Había sido pura casualidad que Arnoldo y Catalina consiguieran los segundos lugares con sus trajes de Inglaterra y la India. Los dos pololos eran sin duda la pareja más atractiva de la escuela.

Li Xiaoshang caminaba a poca distancia de ellos. Su qipao auténtico sólo había conseguido un tercer lugar, ya que el jurado decidió premiar el esfuerzo y originalidad de la niña del Octavo A que se hizo un Ao Dai a su medida y con sus propias manos para representar a Vietnam.

De todos modos, la niña china se llevó un premio por su belleza física, aunque no se sentía muy feliz por ello. De muchas cosas Li estaba orgullosa; era buena estudiante y también muy hábil en las artes marciales. Pero, hasta ese día, nunca se había visto a sí misma como una joven hermosa; al contrario, se creía fea por ser china.

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Al llegar a su casa, Li se miró al espejo y, efectivamente, se veía muy guapa, no sólo con su qipao, sino también con los vestidos que a veces su madre le pedía que usara. Nunca en su vida había estado tanto rato examinandose, probando nuevos peinados e imaginándose con nuevas tenidas.

Al verla así de vanidosa, su madre quedó asombrada.

- Veo que al fin te diste cuenta de que eres mujer.

Entonces, Li le contó lo sucedido, bastante avergonzada.

- No me extraña que te sientas así; nunca te gustaron las cosas de niñas.

- Eso es verdad; siempre, si no ha sido estudiar, ha sido ayudar en la casa o practicar deportes. Lo único que tengo más de "niñita" es el conejito...