#215: 14 minutos - 2011-02-02

“ ¡Pucha, te juro Eli! ¡Fue un accidente! ¡No vi que estaba el canal ahí! ”

“ ¡Guárdate las explicaciones para cuando lleguemos al restaurant! ” - respondió Eliana, mientras con una peineta removía la nieve que todavía quedaba en su pelo.

“ ¿Restaurant? ”

“ Sí. Ya entregamos el último paquete, y estamos almorzando en un restaurant a medio camino de aquí a la estación de trenes. ¡Es baratísimo, y la comida es excelente! ”

“ ¿Entregaron el último paquete? ¿Y cómo encontraron la dirección? ”

“ Papá ya aprendió cómo leer las direcciones japonesas. Además, tuvimos la suerte de que la dirección correspondiera a una oficina de correos y que el destinatario sabía inglés. ”

“ Oh. ”

“ En el restaurant también hablan inglés, ya que tienen muchos visitantes extranjeros. Nos hablaron muchas cosas sobre la ciudad de Otaru. Es un lugar de alta importancia turística, conocido por sus cajitas musicales, sus trabajos en vidrio, sus canales y sus cerros. También hay varias iglesias católicas y protestantes, aunque también hay muchas capillas donde la gente va a casarse “al estilo occidental” pero sin ser cristiana siquiera. ”

“ Oh. ”

“ Bueno, aquí es. Pero no entremos por la puerta principal. ¡Estás toda empapada y hedionda a pescado y basura del canal! Le pedí al encargado que me prestara el baño para que te duches y te cambies de ropa. Trata de no estar una hora en el baño, ¿ya? ”

“ ¡Qué bien! ¡Gracias! ”

“ Pero antes... quiero que te saques las botas y me muestres los dedos de tus pies. ”

“ ¿Eh? ” - Rosa hizo lo que Eliana le pidió, algo confundida. Eliana entonces ejerció presión sobre ellos, para descartar congelamiento.

“ ¿Sientes algo? ¿Te duele? ”

“ Sí. Tienes las manos calientes. Pero no me duele. ”

“ Muy bien. Prosigue. ”

Rosa estuvo cerca de 20 minutos duchándose con agua fría, aprovechando de lavar la cinta que usa en su pelo con jabón. Se puso una polera que había traído de recambio, el pantalón amplio que compró la tienda de doña Hiromi, y unas zapatillas.

Al fin, apareció en el restaurant, junto con Eliana.

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“ ¡Rosa! ” - Clara exclamó.

“ Me dijo que fue un accidente, que no quiso caerse al canal. Salió muy hedionda del agua. ”

“ ¡Sí! ” - Rosa afirmó, con la lengua afuera en señal de asco - “ ¡Era agua servida con agua de mar! ¡Pero desde dentro del agua no se veía tan sucia, incluso habían peces vivos! ”

“ ¿Y por qué te demoraste tanto en salir? ”

“ ¿Cuánto tiempo estuve bajo el agua? Creo que me pegué en la cabeza, no sé qué me pasó, quizás estuve inconsciente, pero después me sentía como durmiendo... fue una sensación muy placentera, como si estuviera envuelta en una frazada líquida... y después me di cuenta y desperté. Entonces vi que la superficie del agua se había vuelto a congelar, y tomé impulso para romper el hielo y salir. ”

“ ... Estabas inconsciente... todos pensamos que te habías tirado al agua de adrede. ”

“ ¡No, Mamá! ¡El hielo se rompió bajo mis pies y me caí al canal! ”

“ ¡PUDISTE HABERTE AHOGADO! ¡La gente se asustó, incluso vinieron unos buzos, y les dijimos que no se lanzaran al agua, que tú te habías puesto a nadar y volverías quizás a qué hora! ”

“ ... Pues nunca sentí que me faltara el aire allá abajo... La verdad es que no sé cuánto tiempo puedo durar bajo el agua... ”

“ ¡A ver, saquemos la cuenta! Hugo se quedó en la orilla del canal a esperarte, luego llegamos al restaurant, y de ahí Eliana y Pedro volvieron al canal, Eliana se quedó y los niños volvieron. En eso habrán pasado... ¡diez minutos! ”

“ Sí, más o menos eso fue. Y yo estuve más o menos cuatro minutos esperando a Rosa. Pero nadie resiste catorce minutos bajo el agua. ”

Todos enmudecieron.

“ Oigan... ” - Rosa habló, cabizbaja - “ Hace mucho calor aquí, me molesta... ¿Puedo comer afuera? ”

“ ¡No! ¡Quédate aquí no más! ¡En cuanto terminemos, nos vamos a Tōkyō! ”

“ Pucha... ”

En ese momento sonaron las campanas de varios relojes en Otaru. Eran las doce del día del lunes 6 de febrero de 1995. Una hora y media más tarde, habiendo parado de nevar y tras un par de fotos de recuerdo, estarían en la estación de trenes de Otaru. Pero...

“ A esta hora a Tōkyō la única opción es el Twilight Express, que es limitado. Eso significa que tiene una tarifa adicional que no es cubierta por el pase de tren. Llegaríamos tipo 08:15 a Tōkyō, pero es bastante caro, sobre todo considerando que somos seis. Estaríamos hablando, según el tipo de asiento disponible... de más o menos noventa mil yen. Que es más o menos la mitad de lo que pagaríamos sin el pase de tren. ”

“ ¡Noventa mil yen! ¡No podemos darnos ese lujo! ¿Hay alguna otra opción? ”

“ Si no queremos pagar más, tenemos que tomar el Hamanasu, que sale a las 22:00 desde Sapporo. Eso sí, hay que reservar asientos ahora, porque si no tendríamos que pagar por salón cama... ”

“ ¿A las diez de la noche? ¿Y a qué hora estaríamos en Tōkyō? ”

“ Si no nos perdemos ningún tren, estaríamos a las diez de la mañana en Tōkyō. ”

“ ¡A las diez... o sea, son más de cuatrocientos mil pesos por dos horas menos! Si mi madre nos mandó primero acá a Hokkaidō, pues supongo que los mandados en Tōkyō pueden esperar. ¡Vámonos en el Hamanasu! Rosa, ve y reserva los asientos. ”

“ ¡Sí! ”

“ Papá... ” - dijo Pedro - “ son las una de la tarde... ¿Qué vamos a hacer durante todas estas horas? ”

“ ¡Cagarnos de frío! ” - exclamó Eliana mientras se dejaba caer de espaldas sobre un montón de nieve. Salió inmediatamente.