#244: Recuerdo de Otaru - 2011-09-26

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Martes 28 de Febrero de 1995.

Rosa despierta con un fuerte dolor de cabeza, y se ve muy sorprendida de estar de nuevo en su camita, de vuelta en Chile. Se levanta con el sol de la mañana, y ve a Eliana, que está leyendo un libro en su cama, vestida con una polera larga y medias color violeta.

- " Kore wa nani desu ka? Yume? "

- " En castellano, por favor, que ya no estamos en Japón. "

- " Oh... er... ¿Qué es esto, Eliana? ¿Es otro sueño más? "

- " No, no lo es. Mi cabello sólo mide 205 centímetros. No ha crecido mucho desde cuando nos encontramos con las chinas. "

- " Sólo 205 centímetros... "

- " No soy una Rapunzel, y nunca lo seré. Bueno, supongo que no recuerdas nada... "

- " No... lo último que recuerdo fue cuando... er... cuando fuimos a Kyōto. "

- " ¿Recuerdas cuando leíste un letrero y saliste arrancando? "

- " Oh... er... ¡Gion! Sí, me acuerdo de eso. Bueno, me acuerdo de todo el viaje, pero de ahí en adelante nada. "

Rosa volvió a su cama y se recostó, mirando hacia arriba.

- " Bueno, te refrescaré la memoria. Al día siguiente tomamos un tren al pueblo donde vive Naoko. Fuimos, y... "

- " ¡Oh, sí! ¡La casita en las montañas! ¡Qué lindo! "

- " Sí. Estuvimos varios días allá. Después volvimos por última vez a Kōbe. "

- " ¡Espera! ¡Recuerdo mi cumpleaños! ¡Y la despedida! "

- " Bien. Y después partimos de madrugada a Ōsaka, y tomamos el primer tren bala a Tokyo y de ahí al aeropuerto. "

- " Cierto... y de ahí, nada. Estoy en blanco. "

- " Pues esto fue lo que pasó. Tuvimos que hacer una escala en Lima, Perú. Y te desmayaste al salir del avión. Después volvimos y te recuperaste un poco, pero cuando llegamos a Pudahuel te volviste a desmayar. Y no despertaste hasta ahora. "

- " ¿Tanto calor hacía? "

- " 28 grados. Para tí que te empiezas a quejar cuando pasan de 20... "

- " Dios. "

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Una suave melodía comenzó a sonar desde la cama de Eliana.

- " No recuerdo nunca haber tenido un capricho como este. Es la cuarta vez que le doy cuerda desde que volvimos a Chile. Son diez minutos de una música muy relajante, ideal para leer en la cama. "

- " A mí también me gusta. ¿Qué es? "

- " ¿¡Cómo que qué es!? ¡La cajita musical que me compré en Otaru! ¿No te la mos...? Ah, de veras que tú estabas disfrazándote de mono de nieve. "

- " ¡Déjame verla! "

Rosa se levanta y ve a la muñeca María Antonieta, sentada sobre una caja musical con forma de un piano de color rosado pálido, con flores pintadas sobre la cubierta.

- " ¡Qué bonita! ¿Por qué nunca te la vi?

- " La tenía guardado en mi mochila. No podía dejar que se rompiera. En todo caso, esta no es una cajita musical cualquiera. De hecho, voy a detener la tonada... y voy a tocar el piano. "

Cada tecla del piano activaba una de las cerdas del peine metálico de la caja musical. En total eran 30 teclas muy pequeñas, 12 negras y 18 blancas, muy difíciles de tocar para alguien que no tuviera los dedos tan delgados como los de Eliana.

- " No es como tocar un piano de verdad, pero elegí esta caja musical precisamente porque tenía un piano con teclas de verdad. Los otros tenían teclas de adorno, básicamente una base plana pintada con teclas. La verdad ahora no ando ocurrente, pero me gustaría aprender a tocar algunas melodías. "

Eliana tocaba una melodía muy sencilla, que aprendió a tocar en clases de Música con una flauta dulce. Tocó durante un minuto, y luego continuó su lectura.

- " Tocas muy bien, Eli. Pero me hiciste recordar algo que quería hacer en cuanto llegara aquí a Chile. Tengo que irme, volveré en una hora. "

- " Ok, vaya no más. "