María: Ya te dije que no importa, Eliana.

Eliana: ¡Pero queda­ron cosas a la intemperie!

María: ¡Todo lo de valor está en el contenedor! ¡Lo demás son pu­ros cachure­os antiguos! ¡Que se pudran!

María: ¡No les voy a mostrar lo que hay dentro del contenedor has­ta el verano!

María: ¡Ahí ustedes vendrán conmigo y resucitaremos mi casa, con más tiempo!

Gitana: ¡Oye, niña del pelo largo!

Gitana: ¡Te leo la mano!

Eliana: ¿Eh? ¡No, gracias! ¿Necesita dinero?

Gitana: ¡Es gratis! ¡Ayudaste a mi sobrina! ¡Acéptalo como agra­decimiento!

Eliana: Bueno, si insiste...

Gitana: Tendrás gran éxito profesio­nal, mucho trabajo y dinero. Tu vida será muy larga, y envejece­rás muy lentamente.

Gitana: Serás mujer con cuerpo de niña. Se­rá muy di­fícil encon­trar el amor.

Gitana: ¡Tienes todo para triun­far, inteli­gencia, ta­lento, perso­nalidad...! ¡Sólo debes ser más per­severante! ¡No seas tan variable!

Gitana: ¡Veo muchos viajes en tu vida! ¡Aventuras increíbles!

Gitana: ¿Muchas enamora­das pero ninguna esposa? ¡Ajá! ¡Pi­llín pillín!

Gitana: ¡Guau! ¿¡Por qué le quedan tantos años de vida!?

María: Este... ups, no me espe­raba esto.

Gitana: ¡No se eche a morir, paisana! ¡Debe apro­vecharlos!

Rosa: ¡No! ¡Suéltenme! ¡No quiero formar parte de este juego demoníaco!

Hugo: ¡Vamos! ¿Qué tiene de malo?

Gitana: ...

Gitana: ¿Sabes? ¡Tie­nes razón, es muy malo lo que estoy ha­ciendo! ¡No volveré a ver el futuro!

Rosa: Este... ¡Que Dios ilumi­ne su camino!