#151: La pelea contra los perros - 2009-07-13
15 de Enero de 1995
Ahora acababa de amanecer. La mañana era muy linda, soleada y con una temperatura agradable. Pero eso no importaba a los Martínez Gómez. Ellos dormían, cansados por la larga e infructuosa caminata, y tristes porque en un abrir y cerrar de ojos se encontraron lejos de todo, completamente abandonados en un lugar desconocido y sin saber adonde ir.
Estaban hambrientos, pero no tanto como una jauría de perros que rondaba por el lugar. Estos animales, al ver a los cuatro chicos completamente dormidos, aullaron de gozo. Después de un largo tiempo, han encontrado comida.
Un grupo pequeño de perros se acercó a Rosa. Ellos la contemplaban bastante, y la comparaban con los demás durmientes. Al parecer, ella era la que se veía más apetitosa...
Uno de los perros se le acerca más que los demás y la lame, haciéndole cosquillas. Ella se da vuelta y, sin darse cuenta, lo lanza lejos con el brazo. El lamento del perro hizo que Hugo, Eliana y Pedro despertaran. Pedro, al ver el montón de animales que rodeaban a Rosa, se ofuscó.
- ¡A ver, qué chucha es esto! ¡Salgan de ahí, mierda!
Los perros, al ver que Pedro los correteaba, lo atacaron. También atacaron a Eliana y a Hugo en cuanto despertaron.
A Eliana un chihuahueño la tiraba del pelo, pero logró escapar. Hugo perdió trozos de su ropa, pero también escapó. Ambos se subieron ágilmente a unos árboles para que los perros no les hicieran más daño.
Pedro no logró escapar, pues se le tiraron muchos perros encima. Él entonces se defendió valientemente y los golpeó durísimo. Hugo y Eliana seguían en los árboles. Eliana cortó una rama gruesa del árbol e intentó ayudar a Pedro, pero tuvo que volver al árbol porque tras ella venía un doberman más grande que un caballo, cuyas intenciones eran explícitas y nada de agradables. Demás está decir que Eliana quedó aterrorizada.
Mientras un grupo de perros se ensañaba contra Pedro, otro grupo seguía rodeando a Rosa, observándola. ¿Porqué no la atacaban? Era algo que ni los perros supieron responder. Sólo uno de esos animales, una perra blanca y con aire de hembra dominante se internó entre los machos y se acercó a Rosa. Parece que ella no le tenía miedo como los otros de la jauría.
Pero ni ella pudo darle el primer mordisco, porque finalmente, Pedro logró deshacerse del doberman que hizo huir a Eliana, y expulsó a todos los perros que estaban sobre Rosa. Ni el griterío brutal de Pedro ni los lamentos de los perros lograron hacer que Rosa despertara.