#186: Mi nombre es Sapocop - 2010-08-23

Eliana y Pedro sonrieron.

- “Nosotros creemos que X-25 suena muy genérico y muy como de fábrica...”
- “En cambio, ” - Pedro agregó - “ este es un robot casero, artesanal. Hay que darle una personalidad al mono, algo único, que lo distinga de todos los demás...”
- “¿Sí? ¿Y qué nombre le sugieren ustedes?”

Pedro y Eliana miraron a Rosa, quien se había retraído, pálida de miedo.

- “Rosa, ven para que hablemos...”
- “¡Sí, Reunión!”

Rosa, Eliana y Pedro hicieron un círculo de reunión e intercambiaron unas pocas palabras, y luego Eliana tomó la palabra:

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- “¡Hemos tomado una decisión! Entre los tres, Rosa, Pedro y yo, por la eficiencia de tu diseño y creación, su belleza, sus capacidades y su circuitería, la que yo sólo me limité a ensamblar siguiendo tus instrucciones, pensamos que eso sólo puede tener un nombre. ¡Y ese nombre es SAPOCOP!”

Hugo se sulfuró.

- “¿SAPOCOP? ¿!SAPO-COP!? ¿Ah, por qué?”
- “Sapocop: Artefacto Poli-Operativo y COmputador Personal. ¿Te gusta el nombre?”
- “Er... ¿Y la S?”
- “S de Sapocop, A de Artefacto, P de Poli, O de Operativo, CO de COmputador y P de Personal. ¿Alguna duda?”
- “¡No me gusta! Suena como... ¡como RoboCop!. ¡Pero está mal! RoboCop es "Robo" de "Robot" y "Cop" que significa "Policía" en inglés. Y SapoCop... no es un sapo, ni un policía, es un robot...”
- “Pero debes reconocer que el robot se parece un poco. Esa mandíbula negra con la boca es la misma de RoboCop... además que el sapito eres tú. ¿Tienes un nombre mejor?”

Ahora le decían "sapito" no sólo por ser "cuatro ojos", sino que también porque había demostrado ser un buen arquero y era hincha de la Universidad Católica. Visto de esa manera, era un honor compartir apodo con el legendario ex-arquero de ese club y actual comentarista deportivo, Sergio Livingstone.

- “... Está bien, dejémosle ese nombre... Sapocop.”
- “¡Hurra!”

Sapocop es el último de una serie de monstruos mecánicos que Hugo intentó crear desde fines de 1992. De todos ellos, es el único con memoria y capacidad de seguir ciertos patrones de comportamiento. El Sapocop modelo X-25 pesa aproximadamente 80 kilos, y mide 210 cm de altura. Su cerebro consiste en los restos de un computador Atari 800-XL, el cual controlaba un circuito maestro que manejaba las 16 articulaciones del robot.

- “¡Ya, muéstranos qué es lo que hace!”
- “Ok.”

Hugo entonces sacó un control remoto de su bolsillo derecho, y lo apuntó a la cabeza del monstruo mecánico. Entonces, Sapocop empezó a caminar, contando los pasos como cualquier robot del siglo 20.

- “¡Fantástico!” - exclamó Rosa.
- “Si esto te parece fantástico, espera a ver lo que Sapocop hará en este momento.”
Hugo presiona un botón, y Sapocop extiende su mano hacia Rosa. Luego, le pasa el control a Eliana, y le hace una seña.
- “Rosa, dale la mano...”
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Rosa le da la mano, aunque está vencida por el miedo. Luego, tras una orden remota de Hugo, Sapocop toma en brazos a Rosa y la lleva a la cama de ella, para luego taparla con las frazadas.

- “Bien, Rosa, puedes seguir durmiendo...”

Eliana y Pedro aplauden a las acciones de Sapocop. Rosa se baja de la cama y se pone de pie. Ya no podría seguir durmiendo.

- “¿Ven que es útil mi nuevo invento?”
- “Sí, ya veo... ” - respondió Pedro - “ ¿Oye, cuánto peso es capaz de cargar Sapocop?”
- “No tengo idea. Creo que alrededor de 50 kilos... Bueno, creo que voy a tener que guardarlo, ya que la batería dura unos cuántos minutos... Pero ya la reemplazaré por otra que dure más.”
- “¡Espera!” - interrumpió Eliana - “ ¡Hay algo más que me gustaría que Sapocop hiciera antes!”
- “¿Qué cosa?”

Eliana devolvió el control a Hugo, y luego apuntó con su dedo al robot, diciéndole:

- “Hola. Mi nombre es Eliana. ¿Cómo te llamas?”
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- “Hola. Mi nombre es Sapocop.

La respuesta del robot dejó atónito a Hugo, y aterrorizó a Rosa, quién prontamente huyó del dormitorio.

- “¡Wow, también habla!” - exclamó Pedro.
- “Sí. ¿No es genial?”
- “Pero... el Atari no tenía sonido, el chip de sonido estaba quemado...”
- “Nops. Los contactos estaban quemados, el chip estaba bueno. Era cosa de soldar...”