#411: ¿Qué es otro cumpleaños para mí? - 2016-05-26

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Talca, 3 de febrero de 1996.

El plan era tomar el primer bus a Chillán, que saldría a las 6:30 de la mañana. A las 6:00 todos los huéspedes, incluyendo Eliana, estaban despiertos y listos para partir.

Ya habían hablado con Ester el día anterior, pero aún así ella hizo un último intento para que se quedaran un día más en la casa.

— María... — insistió — ¿En verdad no vas a celebrar tu cumpleaños?

— No. ¿Para qué? — respondió María, con mucha frialdad. — No celebré mi centenario y voy a celebrar mis 102. De hecho, ni me acordaba que era hoy día. O no quería acordarme. Agradezco tu preocupación, pero la verdad es que ya no me interesa.

— Pucha... ¡Me van a dejar sola de nuevo! ¡Lucas de nuevo no está en la casa!

— ¡Ay, Ester, Ester! ¡No sé cómo vas a llegar a vieja! ¡Sabes muy bien que nosotras las mujeres vivimos más que los hombres, y muchas veces nos toca a nosotras enterrar a nuestros maridos! ¡Te lo digo yo con treinta y seis años de viudez!

— ¡Ay, no me digas esas cosas! ¡Tengo 55 años! ¡Soy muy joven todavía para quedar viuda!

— ¡Eso no lo decides tú, Ester! ¡Quizás tengas suerte y te vayas tú primero, aunque lo dudo mucho, comparando tu vitalidad con la de mi nieto! ¡Una debe atesorar cada momento que esté con las personas que ama, porque cualquiera de esos momentos puede ser el último! ¡Además que no es tan malo estar sola, una vez que te acostumbras!

— ¡Tú no tienes cara para decirme eso! ¡Estuviste de luto por más de 15 años!

— Más que eso, ya que he tenido que enterrar a muchos de mis parientes. Mis padres y hermanos se fueron muy jóvenes, y de mis hijos sólo me queda la Andrea, y hace mucho que no la veo, capaz que también esté muerta. Pero no es lo mismo... mejor dicho, durante todos estos años he llevado una vida más o menos normal, y me he valido bien por mí misma. Y espero que algún día, si te toca vivir sola, que seas capaz de hacerlo.

— Una vida normal...

— De todos modos, Ester, ya tenemos los pasajes comprados, así que nos vamos ahora. ¡Oigan! ¿Están todos listos?

A las 6:30, el bus partió sin falta. Ester vio el bus partir, con lágrimas en sus ojos.

— ... No, no voy a ser capaz.