Rosa: Eliana, este... ¿Sa­bes cómo se lim­pia una piscina?

Eliana: ¡Rosa, por Dios! ¡Sal de ahí de inmediato! ¡Se te puede pegar una infección!

Eliana: Se requieren varios días de trabajo, sobre todo consi­derando el tiempo de abandono que tiene. Mejor pagarle a una empresa.

Rosa: ¡NOOOO! ¡Ya no aguanto más este clima infernal!

María: Tranquila, Rosa. Cuando termine­mos, vamos a ir de paseo a un lugar más frío.

María: Tengo un lugar secreto en la Sierra Velluda, cerca de la laguna de la Laja.

María: A través de una caverna de difícil acceso, se llega a una quebrada muy honda, rodeada por paredes de hielo. Con Luis descubrimos ese lugar en 1948, y desde entonces hemos ido todos los años.

María: Fui en diciembre a pasar un par de días. Me gustaría mostrarles el lugar.

Rosa: ¡Qué bien! ¡Yo quiero ir!

María: Pero antes termine­mos acá.

Rosa: ¡Haré lo que tú me digas!

Eliana: ¡No entiendo ese gusto de subir a morirse de frío a la montaña! ¡Brrr!