#445: Resurgimiento - 2018-01-15

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Rosa: ¡Ay! ¡Ya no tengo fuerzas para romper este hielo! ¿Cómo podré salir de aquí?
Rosa: ¡Si me vuelvo a quedar dormida, será el fin! ¡Moriré de inanición!
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Rosa: ¡AL FIN CEDIÓ EL HIELO!
Rosa: ¿¡En verdad pasé a través de una capa tan gruesa!? Aunque también pudo haberse engrosado con el frío.
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Rosa: ¡Pero esto es nieve! ¡Qué raro, no había una nube en el cielo!
Rosa: ¿Habrá caído una avalancha? ¡Ay, no! ¡Espero que estén todos bien!
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Rosa: ¡Al fin! ¡Ay, el brillo de la nieve es enceguecedor!
Rosa: ¡Y sí, es obvio que aquí cayó una avalancha! ¡Todo está cubierto de nieve!
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Rosa: ¡Veo humo allá arriba! ¡Deben haber hecho una fogata! ¡Quizás María tiene algún refugio allá arriba!
Rosa: ¡Ahora tengo que trepar todo eso, sin cuerdas, sin ayuda! “ ¡No, que los cerros de la costa no pasan de 400 metros, que no es lo mismo! ”, decía María.
Rosa: Pero no sabe lo que tuve que pasar, sólo porque a Eliana le molestaba que estuviera gorda. Si, gracias a Dios y a la Virgen, sobreviví a esta caída, no fue para que yo me echara a morir aquí abajo. Soy una niña muy fuerte, y pronto estaré allá con mis hermanos y con María.