#453: Instrucciones de una enfermera - 2020-03-19

image

Rosa volvió a quejarse del dolor cuando el hielo se terminó de derretir; fue lo primero que le informó a los paramédicos que la examinaron a su llegada. Lo primero que saltó a la vista de los médicos fue su cianosis generalizada y su bajísima temperatura corporal.

Al entrar al hospital, Rosa también se quejó de las altas temperaturas en el interior. El médico le dijo que es esperable sentir calor durante un episodio grave de hipotermia, y que era necesario recuperar la temperatura corporal normal.

Rosa fue internada de urgencia, y María le pidió a los niños que fueran a su casa a cambiarse de ropa y preparar algo de comer. Su plan era turnarse para estar atentos en el hospital en caso de cualquier novedad.

Hugo fue el primero en ir a relevarla, pero ya no sería necesario.

— La operaron y le pusieron yeso. En dos días la podemos retirar.

— ¿Tan rápido?

— No fue tan terrible. No me creyeron cuando les dije que había caído de gran altura. Estaba machucada más que nada, aunque tuvo algún daño óseo leve.

Antes de irse del hospital, trataron de hacer una llamada telefónica a casa. Nadie contestó.

Dos días después, fueron a buscarla y recibieron las indicaciones de una enfermera. Aún tenía la piel de un tono azulado, lo cual se contradecía con sus signos vitales, que a excepción de la temperatura corporal eran completamente normales.

No debe ducharse sino hasta dentro de 7 días. Debe mantener el brazo izquierdo y la pierna izquierda en alto, no debe apoyar el pie en el suelo durante 15 días. Luego deberá realizarse un control, para determinar el tiempo estimado de la consolidación del hueso. Como es un caso de menor gravedad en una menor de edad, el tiempo de recuperación no debería superar los 2 meses.

Eliana había pedido una silla de ruedas en arriendo. Llevando a Rosa en ella, se fueron caminando desde el Hospital de Chillán hasta la casa de María. Ya se había hecho de noche cuando llegaron, así que tomaron once y se fueron a dormir.

Al día siguiente, decidieron intentar por última vez llamar por teléfono a la casa, para informarle a sus padres sobre lo sucedido. Nuevamente no hubo respuesta.

— ¿Qué haremos ahora? — preguntó Hugo

— Decídanlo ustedes. Ya pronto empezarán las clases, así que si quieren me dejan sola con Rosa aquí.

— ¿Crees que podrás sola? — Eliana no pudo ocultar su fastidio.

— ¡Por supuesto! He tenido varias veces que cuidar a niños convalecientes. Tengo experiencia.

— ¿Qué opinas tú, Rosa?

— No tengo otra opción más que quedarme. Aquí, en Chillán, asándome de calor. Vayan ustedes no más.

— Rosa — dijo Pedro — yo prefiero quedarme contigo.

— No, Pedro. Prefiero que ustedes vayan a hablar con Mamá. Quiero que le digan que estoy bien… no, mejor quiero que le envíen una carta. Tengo buena la mano derecha, así que la escribiré yo misma.

Mientras dijo esto, Rosa miraba fijamente a Eliana, con una expresión de grave tristeza y pesar en su rostro. Eliana respondió suspirando y poniendo su palma sobre la frente.

Luego de que Rosa escribió la carta, sus hermanos partieron de vuelta a casa. Rosa se quedó en la cama de María, con la pierna enyesada en alto.