#382: Cosas del pasado - 2015-08-19

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Puré de papas con carne o croquetas de pollo. Ensaladas de lechuga, choclos, arvejas, tomate, coliflor y brócoli a gusto. Helados varios de postre. Los niños compartieron durante media hora en dos de las mesas del amplio comedor. Quedaban algunas horas más antes de irse, pero esta sería la última vez que estarían todos juntos compartiendo una tertulia.

Infaltables en la conversación fueron los recuerdos de los tiempos vividos durante su escuela básica, y con eso los que llegaron más tarde al curso fueron los primeros invitados a conversar sobre sus experiencias anteriores. Arnoldo Navarrete fue el primero en hablar.

- “ Bueno, yo nací en nuestro pueblo, pero sólo alcancé a llegar a kinder acá. Nos mudamos a Viña del Mar con unos parientes, y allá estuve hasta mediados del año pasado. ”

- “ ¿Cómo eran las cosas allá en Viña? ” - le preguntó el profesor.

- “ El barrio era tranquilo pero de repente se llena de gente, sobre todo en verano con los turistas. Mi antigua escuela era grande, habían como ocho cursos por cada año y entre 30 y 40 alumnos por clase. ”

- “ ¿Y tus compañeros? ¿Qué tal? ”

Arnoldo se puso cabizbajo.

- “ La verdad, no tuve muchos amigos en mi curso. El problema es que... yo era muy popular con las chicas allá, y mis compañeros me tenían mucha envidia. ”

Catalina cruzó los brazos. Ella ya había escuchado esa historia.

- “ ¿Ah, sí? ¿Qué te decían? ”

- “ Me decían ‘Casanova’, ‘Matador’, ‘Marinero’, etc., pero siempre en tono de burla. Decían que yo tenía como chorrocientas mil pololas, que tenía que dejarles alguna para ellos... puras tonteras así. ”

- “ ¡Oye pero lo dices así como si fuera algo malo! ”

- “ ¡Pues sí lo era! ¡Yo nunca hice nada así como para merecer esa fama! O sea, bueno, igual me gustaban algunas cabras, y hubo algunos momentos en que la pasé bien... pero siempre me causaba problemas. De hecho, había como un grupo de ‘admiradoras’... que hacían de todo para hacerle la vida imposible a cualquier chica que se acercara a mí más de la cuenta. ”

- “ Oooh... unas matonas. ”

- “ Sí, eran unas locas. Una vez me las encontré a pocas cuadras de la escuela, estaban reunidas en torno a una niña nueva, una flaquita de lentes que me hizo un dibujo. Le dijeron: ‘ ¡Si nosotras no podemos tenerlo, nadie lo tendrá! ‘. Fue entonces cuando las encaré. ”

Todos se miraron. Sólo Catalina conocía esa parte de la historia.

- “ Les dije: ‘ ¡Basta! ¿¡Quiénes se creen que son, ah!? ¿Qué le están haciendo a la...? ’ - no me acuerdo el nombre de la niña, pero lo sabía en ese entonces. La abracé y se puso a llorar.

“ Una de ellas se enrabió y me gritó: ‘ ¿¡Por qué, Arnoldo!? ¿Qué tiene esa chica que no tengamos nosotras? ¿¡Por qué la defiendes!? ’

“ ‘ ¡Son cinco contra una! ¿Qué querían que hiciera? ¿Que me hiciera el hueón mientras maltratan a una chica inocente? ’

“ ‘ ¡Arnoldo, es que no entiendes! ¡Estoy enamorada de ti! ¿Por qué no me miras? ¿Por qué tienes tantas admiradoras? ¡No quiero que nadie más te mire! ¡Me muero de celos! ¡Tú eres mío! ¿Por qué no te das cuenta? ’

“ ‘ ¿Tuyo? ¿¡TUYO!? ¡De ninguna manera! ¡Eres una matona! ¡Tú y tus amigas son lo peor de la escuela! ¡Olvídate de mí! ’

“ Ellas tenían unas bolsas con piedras, con las que iban a apedrear a la niña de lentes. Cuando comenzaron a sacarlas huí con la chica de lentes, protegiéndola con mi espalda. Me llegaron varios piedrazos, y uno de ellos le llegó al director de la escuela, que justo iba pasando por ahí. Trataron de huir, pero una patrulla de Carabineros les cerró el paso. Las echaron a todas de la escuela. ”

La historia parecía demasiado fantástica para ser verdad. Todos miraron con incredulidad el relato de Arnoldo.

- “ Ese fue el problema más grave que tuve cuando estuve en esa escuela, pero no fue el único. Al final, de tantas admiradoras que tuve, nunca tuve polola... hasta volver al pueblo. Ahí conocí a Catalina, y ella cambió mi vida para siempre. ”

- “ ¡Uuuuu! ” - todos reaccionaron al ver como Arnoldo y Catalina se daban un beso en frente de todos.


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La siguiente invitada a contrar su historia fue Li Xiaoshang, quién había llegado al curso desde el primer día de clases de 1994, pero que no había logrado integrarse mucho al curso.

- “ ¡Cuéntanos, Li! ¿De dónde vienes? ”

- “ Este... yo nací en un pueblo de la provincia de Guangdong, en la República Popular China. Casi no tengo memoria de eso, ya que mi familia se mudó a Chile cuando yo era muy pequeña. Viví mi infancia en Iquique, allá me educaron en español, fui al jardín infantil y estuve hasta cuarto básico. ”

- “ ¿Cómo llegaste a nuestro pueblo? ”

- “ Mi padre estaba en Iquique trabajando en una empresa de descendientes de chinos. Durante mucho tiempo estuvo ahorrando para comprarnos una casa. Mi mamá no quería venirse al sur el próximo año, pero tuvimos problemas allá y tuvimos que buscar un sitio a la venta de forma urgente. Encontramos un sitio bastante grande en este pueblo, y como papá quería seguir trabajando en actividades portuarias, nos vinimos. Pero aquí no había pega para nosotros, así que tuvimos que hacer cosas de chinos para sobrevivir. ”

- “ Cosas de chinos... ”

- “ Primero nos pusimos a vender comida china. No era lo que queríamos hacer, pero ya no teníamos mucho dinero y había que sobrevivir de alguna manera. También estaba la posibilidad de hacer clases de artes marciales chinas, lo cual mis padres ya hacían en Iquique, pero como actividad semi-informal.

“ Tuvimos que hacer muchos trámites para conseguir los permisos necesarios. Durante 1993 inauguramos nuestra academia aunque, como nunca hemos tenido muchos alumnos, aún no podemos vivir de eso. Además, acá es más popular el Karate. Hay como tres o cuatro escuelas en la comuna, hacen torneos y todo. Nosotros estamos solos acá, no pertenecemos a ninguna federación... en realidad estámos recién empezando, y no tenemos mucho conocimiento de lo que son las artes marciales en Chile.

“ Por suerte para nosotros, nos encontramos con el hermano de mi mamá. Él vive en Concepción y trabaja en una fábrica. Nos apoyó mucho económicamente, y ahora tenemos una tienda de abarrotes, frutas y verduras. Ahora se vino mi abuelita con otros familiares a vivir con nosotros; en China todavía tengo a dos bisabuelos, tres abuelos y algunos tíos. Así que ahora estamos mejor que hace dos años atrás. ”

- “ ¡Qué bueno que tu familia esté saliendo adelante! ¿Qué hay de ti, Li? Tú fuiste la mejor alumna del curso este año. ¿Cuáles son tus planes para el futuro? ”

Li Xiaoshang se puso nerviosa. Aún no lo había pensado, así que dijo algo para salir del paso.

- “ Bueno... Eso depende de cómo me vaya en Enseñanza Media. Si me va mal, voy a dedicarme a las artes marciales y a los negocios de mi familia. Si me va bien, voy a estudiar... ¡Administración Pública! ¡Sí, eso estaría bien para mí, jajajaja! ”

- “ ¿Por qué te ríes? No estaría nada de mal. Por lo que vi en tu test vocacional, creo que te vendría bien la política, algo donde estés en el centro de todo y puedas trabajar con gente. De hecho, y esto te lo quería decir hace tiempo, pero como que ha sido difícil para ti integrarte con tus compañeros... ”

- “ Ah... sí, eso era antes. La verdad, fui tonta, porque pensé que como alumna nueva y como china no tendría espacio en los grupos de amigos ya establecidos... pero durante los últimos dos meses conocí a dos muy buenos amigos que me ayudaron a abandonar los fantasmas que tenía en mi cabeza. ”

Esos dos amigos eran los primos alemanes, Rodolfo Hahn y Marcela Kahn. Fueron ellos los que rompieron el hielo y no temieron al espíritu indomable y desafiante de Li Xiaoshang. Los tres se dieron un fuerte abrazo ante el aplauso de los demás.


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- “ Bueno, niños, yo voy a reposar ahora. Ustedes sigan disfrutando de la piscina, del paisaje y lo que tenemos para jugar. Recuerden que a las 17 horas los voy a llamar para que nos saquemos la última foto del curso, y que a las 17:30 se va el bus. ¿Está claro? ”

- “ Sí, profesor. ”

- “ ¡Oh, antes que se vaya! ” - interrumpió Judith - “ Creo que hay un misterio que todavía está sin resolver... ”

- “ ¿De qué hablas, Judith? ”

- “ ¡Alonso, de una vez por todas cuenta la firme! ¿Cuál es la niña que te gusta? ”

Todos se rieron, menos el profesor que no entendía que lo interrumpieran en su siesta para semejante trivialidad. El aludido se puso muy nervioso, pero aceptó contar su secreto...

- “ Bueno, ya que tanto insisten... Sí, hay una chica que me gustaba. ”

- “ Ooooh... ”

- “ ... el problema es que iba en sexto básico todavía... así que no mejor no, quizás en algunos años más cuando ella salga de básica... ”

- “ Oye, muchos de nosotros tenemos compañeros en ese curso. Quizás te podamos ayudar... ”

La sonrisa nerviosa que tenía Alonso se borró por completo. Su paciencia se había agotado.

- “ ¡Ya, no se metan! ¡Acabo de decir que mejor cuando salga de básica! ¿No? ¿¡Además que por qué les importa tanto si alguien me gusta o no!? ”

Nadie más quizo seguir interrogando a Alonso. Sólo Judith se quedó con él en el comedor, mientras todos se iban a la piscina o a jugar.

- “ Oye, no te enojís... es que siempre te reís solo, y tienes una cara de enamorado... ”

- “ ¡Es la única cara que tengo, Judith! ¡Ya no sigas con eso! ”